5 cosas que puedes hacer para ayudar a salvar los océanos

Los océanos cubren más del 70% de la superficie de nuestro planeta y albergan la mayor diversidad de vida. Sin embargo, cada vez están más amenazados por el cambio climático y la actividad humana. Todos podemos poner nuestro granito de arena para salvarlos. Aprovechamos el Día Mundial de los Océanos (8 de junio) para recordar la importancia que tienen.

La vida en la Tierra depende directamente de los océanos. Influyen en los fenómenos meteorológicos más importantes, regulan la temperatura, ayudan a limpiar el aire absorbiendo una cuarta parte del dióxido de carbono, al mismo tiempo que produce oxígeno, son el hogar de más de 250.000 especies marinas (ballenas, tiburones, tortugas…).

Sin embargo, los océanos están amenazados y con ellos sus ecosistemas y diversidad. La contaminación, la pesca ilegal, la gestión costera, el tráfico marítimo suponen un peligro para todas las especies marinas. La solución pasa por conservar de forma sostenible los océanos y los mares, y preservar los ecosistemas más vulnerables.

¿Qué cosas podemos hacer para cuidar nuestros océanos?

Reducir los plásticos. Se desconoce la cantidad exacta de plástico que hay en los mares, pero se estima que podría ser de 5 a 50 billones de fragmentos de plástico. Hay 5 islas de basura, formada en su mayoría con microplásticos: dos en el Pacífico, dos en el Atlántico y una en el Índico. En tu mano está reducir el consumo de plásticos, desde utensilios desechables, hasta cosmética con microplásticos (nuestros productos no los incluyen). Utiliza bolsas de tela, busca productos biodegradables, solares con filtros que no sean tóxicos para las especies, apuesta por envases reciclables y reciclados, (como los que usamos en Kóoch Green Cosmetics), prioriza los tejidos naturales frente a los sintéticos, que también pueden liberar microplásticos.  

Cuidar las playas y el mar. Disfrutar de un día de playa junto a los amigos es un plan estupendo, pero hay que hacerlo reduciendo al mínimo nuestro impacto. ¿Cómo? Evitando tirar cualquier tipo de desperdicio ni al mar ni a la playa, respetando la vida marina y recogiendo todo tipo de basura que nos encontremos.

Reducir las emisiones de carbono y el consumo de energía. Los océanos absorben el exceso de calor creado por la quema de combustibles fósiles, lo que aumenta la temperatura de sus aguas, poniendo en peligro a las especies marinas. Apaga las luces, utiliza bombillas de bajo consumo y electrodomésticos de eficiencia energética, ajusta el termostato en invierno y en verano para no abusar ni de la calefacción ni del aire acondicionado, deja el coche aparcado y elige la bicicleta o camina, siempre que puedas, menos contaminante y, además, más bueno para tu salud. 

Apoyar a las organizaciones que trabajan para proteger el mar. Busca alguna asociación que luche para proteger los hábitats marinos y apóyalos a través del voluntariado o de apoyo financiero. Ayuda a sensibilizar a las personas de tu entorno. Evita también comprar artículos que ponen en riesgo los arrecifes de coral, que llevan años sufriendo una sobreexplotación. Además, al consumir pescado, evita las especies sobreexplotadas, escogiendo productos sostenibles.

Reciclar. Separar la basura es un gesto sencillo que todos podemos hacer y que también ayuda a salvar a los océanos. Tira a los contenedores adecuados los productos altamente tóxicos como las pilas o los medicamentos, para que no acaben contaminando los cursos de agua. Y separa todo tipo de desperdicios que generes en casa. Además, no arrojes por el desagüe las toallitas desechables (que deberías sustituir por las reutilizables como las nuestras), ni los aceites, porque muchas aguas contaminadas terminan en los mares y océanos, incrementando su contaminación.

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